El jardín del invierno

Blog de reseñas literarias de @SilenZahra / @SilentBookGirl

Sobre piratería, gente con mucho morro y demás…

Esta entrada no es una reseña.
En esta entrada hago referencia a las palabras que escribí, a principios de esta semana, en facebook y twitter, en referencia a todas esas personas que entran en este blog con el único propósito de pedir, descaradamente, que yo les envíe un libro en pdf. En otras palabras: que quieren piratear un libro y, debido a ello, piensan que todos los que leemos también pirateamos. Pues bien: ya me he hartado de esos comentarios, de esas personas y de tener que explicarme una y otra vez repitiendo siempre lo mismo para que, luego, vengan más pidiendo lo mismo. Y esto es lo que voy a hacer al respecto.

Hace más de dos años que escribí la reseña de Un poco de abril, algo de mayo, todo septiembre, de Jordi Sierra i Fabra. Desde entonces, cada poco tiempo, me llegaban comentarios a esa entrada en los que se me pedía que enviara el pdf de dicho libro a distintas direcciones personales de correo electrónico, especialmente tras salir la adaptación cinematográfica de dicho libro, llamada Por un puñado de besos (si no recuerdo mal). De hecho, hasta la misma semana pasada he estado recibiendo comentarios de ese estilo y estoy ya harta.

Harta porque, no sólo una, sino miles de veces, he insistido en que no tengo este libro en pdf (ni este, ni ningún otro). He insistido en que yo no pirateo, sino que me espero, ahorro y, a medida que puedo, me compro los libros que me interesan, o bien se los pido prestados a alguien de confianza. Últimamente también compro mucho en ebook, pero COMPRO, no pirateo. Ni aun hundiéndome en la pobreza sería capaz de piratear, porque me parece un insulto: al autor, a los demás lectores, a los editores, al traductor, al maquetador… Hay muchas personas detrás de un libro y considero que sería un tremendo insulto piratear su trabajo. Porque escribir, editar, traducir, maquetar… Son trabajos. Todas esas personas invierten su tiempo y su esfuerzo y es lógico que quieran ser remuneradas por ello. Aunque no les corresponda más que un mísero porcentaje, pero es lo justo. O eso pienso yo.

Así que no pirateo ni voy a hacerlo. Y, puesto que esas personas que se topan con mi reseña sólo se molestan en comentar para pedir el libro (creo que hay quienes ni siquiera se leen la reseña), he decidido que ya no aceptaré ni un solo comentario más de ese estilo. Estoy harta, cansada de repetirme, de aclararlo en otras entradas, de comentar en la misma entrada para dejarlo por escrito a quienes lleguen en el futuro… Y, aun así, no sirve para nada, pues el último comentario data de la semana pasada y el comentario donde dejaba clara mi postura lo escribí en julio de 2014, prueba de que el recién llegado no se ha molestado en leerse los comentarios anteriores.

Digo yo que ya está bien, ¿no? ¿Para eso quieren el libro, para no molestarse luego en leerlo, igual que no se leen la entrada completa ni los comentarios anteriores? Mi blog es para hablar de libros, no para piratearlos. Estas personas se han equivocado de lugar y, puesto que ya me he explicado de mil maneras diferentes y en varias entradas distintas, ya no voy a dejar pasar ni un solo comentario más. Si comentáis, que sea para opinar, señores, pero no para pedir, con todo el descaro del mundo, que os pase un libro de forma ilegal. Es que es hasta flipante, vamos. Ya hay que tener morro, pero si, además de eso, pasamos de leer lo que la autora de la reseña dice al respecto, entonces es que no entiendo por qué quieres un libro. Si no te lees la reseña de un blog, cosa que llevará apenas diez minutos…, me cuesta creer que vayas a leerte un libro.

En fin, me conformo con que esas personas que quieren piratear y lo anuncian tan a bombo y platillo se lean mis palabras al final de esta entrada. Y, si las ignoran deliberadamente, que se atengan a las consecuencias.
Ya está bien, hombre. Ya está bien.

PD: A principios de julio volverá a haber reseñas en el blog.

PD2: Los comentarios pidiendo libros pirateados serán restringidos en todas las entradas, no sólo en la del libro de Jordi Sierra.

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