¡Hola a todos!
Hoy traigo la reseña del nuevo libro de Sarah MacLean, autora de la saga Love by numbers, que me encantó y cuyas reseñas podéis encontrar aquí, aquí y aquí.
Título: Un canalla siempre es un canalla
Autora: Sarah MacLean
¿Saga? Saga Rules of Scoundrels #1.
Editorial: Versátil
ISBN: 978-84-941205-6-5
Número de páginas: 408
Publicación: 2 de Junio de 2014
Género: Romántica histórica
Sinopsis: Lo que un canalla quiere, lo consigue…
Diez años atrás, el marqués de Bourne fue expulsado de la sociedad sin nada más que su título. Ahora, propietario del club de juego más exclusivo de Londres, el frío y cruel Bourne está dispuesto a hacer lo que sea necesario para recuperar su herencia. Incluso casarse con la perfecta lady Penelope Marbury.
Un compromiso roto y años sufriendo decepcionantes cortejos, han provocado que Penelope pierda cualquier clase de interés en un matrimonio convencional y tranquilo, quiere algo más. Sin duda es una suerte que su recién estrenado marido esté en disposición de mostrarle un nuevo mundo de placer.
Es posible que Bourne sea el príncipe de la decadencia en los bajos fondos londinenses, pero se ha jurado a sí mismo que mantendrá a Penelope al margen de toda aquella perversidad. Algo que va a suponer todo un reto cuando ella descubra el deseo y se atreva a apostarlo todo por él, incluso su corazón.
RESUMEN
Cuando eran tan sólo un joven, el marqués de Bourne se atrevió a apostar todo lo que poseía en una partida de cartas… y lo perdió. Desde entonces, desposeído de las tierras que le correspondían por herencia, Bourne ha permanecido en la sombra, tratando de hacer fortuna por otros medios y aguardando al momento en que se le presentaría la oportunidad de recuperar sus tierras… y vengarse.
A sus veintiocho años, Penelope Marbury tiene todas las papeletas para convertirse en una solterona. Años atrás estuvo comprometida con el duque de Leighton, pero aquel compromiso se rompió debido a un escándalo, el cual ha perseguido a Penelope y a toda su familia desde entonces.
Siendo la mayor de cinco hermanas, Penelope debería estar ya casada, de forma que sus hermanas menores pudiesen encontrar buenos partidos. No obstante, el peso de aquel compromiso roto ha afectado más de lo esperado a la familia y ella ha perdido ya la esperanza de encontrar al hombre que la haga sentir especial.
En realidad, durante esos años, Penelope recibió más de una propuesta de matrimonio, pero ella, en su creencia de que podría aparecer el hombre que la amara de verdad igual que el duque de Leighton ama a su esposa, las rechazó una tras otra.
Pero sus padres ya se han cansado y están decididos a obligarla a casarse con el siguiente hombre que se le declare; lo único importante es que se case, sin importar con quién. Y, para asegurarse de ello, su padre ha decidido vincular a la dote de su hija mayor unas tierras que sin duda serán muy codiciadas por muchos.
Lo que el padre de Penelope no puede esperar es que, al ofrecer esas tierras junto con la mano de su hija, está empujando al anteriormente marqués de Bourne a hacer lo que sea necesario por tal de conseguir recuperar esas tierras que, anatño, le pertenecieron… incluso aunque conlleven el casarse, precisamente, con Penelope.
MI OPINIÓN
Me esperaba bastante más de este libro. Después de lo que amé los tres libros que componen la trilogía Love by numbers, mis expectativas con respecto a esta nueva saga de la autora eran bastante altas. Supongo que debido, precisamente, a las expectativas, el libro al final me ha acabado pareciendo más de lo mismo, aburrido, lento e inverosímil.
–Personajes. Penelope Marbury me ha recordado todo el rato a Callie, protagonista de Nueve reglas que romper para conquistar a un granuja: con una gran reputación que, sin embargo, se vino abajo, es ahora una solterona que se quedará, según parece, para vestir santos. Y además es muy idealista, pues, pese a tener pocas opciones, se cree en situación de rechazar todas las propuestas que le hagan hasta que de verdad encuentre el amor.
Lo de «se cree en situación» lo comento específicamente por la sociedad de la época y por los padres de la chica, pues, según se creía, si antes de los veintiocho años no habías encontrado marido (y, lo que es más importante, un marido rico), ya no lo ibas a encontrar jamás.
Mientras leía la historia de Penelope, casi me sentía como si estuviera ante una nueva versión (muy libre, claro está) de Orgullo y prejuicio. Pensemos un poco: cinco hermanas cuyo único propósito (como el de toda mujer de entonces) es casarse, una madre histérica y desesperada por dejarlas a todas bien casadas antes de que su padre muera (la señora Bennet, vamos), y luego, claro está, el señor Darcy de turno, en este caso un libertino que ha estado varios años esperando para poder recuperar la mansión que le correspondía por herencia y que él se atrevió a apostar cuando era joven. Vamos, que se le agrió el carácter al perder sus tierras. Pues no haberlas apostao, miarma -w- (me salió el acento andaluz)
Él, Bourne, me ha caído realmente mal. Pero mal, MAL, con mayúsculas. Odioso, interesado, despreciable, antipático, egoísta… Todos los adjetivos negativos que se os ocurran para describirle se quedan cortos. Actúa en todo momento movido por el interés, no se preocupa ni una pizca por Penelope, se atreve a secuestrarla con tal de lograr su propósito… Vamos, lo que es un canalla con todas las letras (aunque yo más bien lo llamaría cabrón, con perdón).
La diferencia es que los otros canallas creados por la autora llegaban a caer bien y tenían su corazoncito. Éste… éste solamente tiene el corazón para bombearle la sangre. Punto.
En serio, qué odio le he cogido al dichoso Bourne. No entendía que Penelope quisiera agradarle todo el rato y que hasta quisiera pasar tiempo a solas con él. ¿Pero tú eres masoca, chiquilla? ¡Que te ha secuestrao! Te secuestra, te obliga a pasar una noche con él y, como según las normas de la sociedad, una pareja que pasa una noche a solas DEBE casarse (esto también se ve en Orgullo y prejuicio, cuando la hermana pequeña de Elizabeth, Lydia, se fuga con el señor Wickham), pues ya está: él ya tiene lo que quiere. La esposa, aunque se trate de aquella amiga de la infancia a la que dio completamente de lado cuando perdió su herencia, le da absoluta y exactamente igual; no le importa si está bien, si está feliz, si a él lo aborrece… Nada. A él sólo le importa la dichosa mansión, y claro, como debía casarse con ella para conseguir recuperar la mansión que perdió por gilipollas (porque es la pura verdad), pues hala, la arrastra a ella a una vida que no quiere y la fuerza a casarse con él con tal de preservar su ya de por sí dañada reputación.
En fin, que le he cogido un asco tremendo al tipo xD Disculpad la parrafada pero no lo he podido evitar. Claro que ella también es muy tonta, es para darle dos guantazos a ver si espabila. Mira que idolatrar al hombre que la dio de lado cuando eran jóvenes (así porque sí, sin que ella tuviera la culpa de que él hubiese perdido sus tierras), la secuestró en mitad de la noche y la forzó a casarse con él… Menudo síndrome de Estocolmo me arrastra la muchacha. La típica rubia de ojos azules con muy poquitas luces (es un topicazo, sin ánimo de ofender a las personas rubias de ojos azules, ni mucho menos).
Como veis, no he soportado a ninguno de los dos protagonistas, por lo que es de suponer que esto haya contribuido a que no me haya creído ni un poquito el que se enamoren, cosa que, como es de esperar en este tipo de novelas, acaba sucediendo. Es que no me lo creo xD
En cuanto al resto de personajes, me han caído un poco mejor las dos hermanas pequeñas de Penelope, Pippa (menudo nombrecito) y Olivia; y también algunos de los compañeros de Bourne, muchísimo más simpáticos que él pese a ser, también, libertinos y canallas (así los describe la autora, de acuerdo con los preceptos de la sociedad de entonces).
–Escritura. La verdad, en lo que respecta a la traducción, la de este libro es pésima. Muchas frases no tienen ningún sentido, otras se nota a la legua que son traducciones mal hechas… Por no hablar del gran número de faltas que me he encontrado. Pero, en lo que respecta al estilo, no me ha parecido del todo malo: muy en la línea de la autora, llega a enganchar incluso aunque no te creas la historia ni tragues a los personajes. Eso se lo debo reconocer.
–Edición. La portada me parece bastante simplona. No me llega a convencer del todo; no me parece que represente de forma apropiada lo que esconden las páginas de la novela. (Que tampoco es que escondan mucho, en mi humilde opinión, pero bueno.) Por otro lado, como ya he comentado, el interior está plagado de faltas ortográficas que dañan, y mucho, a los ojos. Una corrección a fondo no le vendría nada mal.
–Historia. Puesto que se trata de una novela de romántica adulta, creo yo que es evidente cómo termina la historia. Lo interesante, en estos casos, suele ser el cómo llegan los personajes a ese final: cómo van superando las trabas que se encuentran para ser felices juntos, cómo superan sus propios problemas personales…
Sin embargo, en este libro, puesto que no me he creído ni de lejos que Penelope y Bourne se enamoren (más que nada por la forma de ser de cada uno), pues no he encontrado nada de lo que he comentado. No hay complicidad entre ellos (porque él no quiere), no son felices juntos (porque ella lo idealiza) y, desde luego, tampoco me ha resultado creíble la manera en que cada cual lucha contra sus propios temores. De hecho, es que ni me parece que evolucionen: ella siguió pareciéndome tonta y él, un canalla (por no decir algo peor), cuando llegué al final de la novela.
Vamos, que lo interesante de este tipo de novelas suele ser la evolución de los personajes y cómo acaban encontrando la manera de ser felices juntos, pero es que aquí no hay nada de eso. A mi parecer, claro está. Hay escenas en que aparecen juntos, escenas familiares, escenas eróticas, escenas de tensión… pero ¿amor? No he visto nada de eso ni en Penelope, ni en Bourne. Si acaso, lo de ella es obsesión, y lo de él, conveniencia. Punto.
¿Lo mejor? Haberlo terminado.
¿Lo peor? Los personajes. Dios los cría…
¿Lo recomiendo? Ni de lejos. No tiene nada que ver con la otra saga de la autora; casi me cuesta creer que Sarah MacLean haya escrito semejante bodrio después de la increíble trilogía Love by numbers. No, yo no recomendaría perder el tiempo con Bourne y Penelope. Más bien aconsejaría invertirlo en Callie y Ralston, en Nick e Isabel, en Leighton y Juliana. Esas historias sí que son románticas, sí que son creíbles y sí que merecen la pena. En mi opinión, por supuesto.