El jardín del invierno

Blog de reseñas literarias de @SilenZahra / @SilentBookGirl

Heima es hogar en islandés, Laia Soler

en 7 May, 2015

¡Hola a todos!
Hoy vengo a traeros la primera reseña del mes, bastante larga, no sin antes indicar que mi nueva novela ya se encuentra en preventa 😉

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Título: Heima es hogar en islandés
Autora: Laia Soler
¿Saga? Libro independiente.
Editorial: Plataforma Neo
ISBN: 9788416256426
Número de páginas: 360
Publicación: 19 de Febrero de 2015
Género: Romántica, juvenil
Sinopsis: ¿Puede estar tu hogar a miles de kilómetros de casa?
Ver la vida en blanco y negro no es divertido.
Laura padece una extraña enfermedad que le impide apreciar los colores, pero si últimamente su vida es gris no es solo porque sufre acromatopsia. Acaba de romper con su novio y sus padres no dejan de pelearse tras el divorcio. Por eso, decide alejarse de todo y toma el primer avión que sale del aeropuerto.
El destino la lleva hasta Reikiavik, Islandia. Allí conoce al simpático Orri, quien le propone emprender un viaje para recorrer el país con él y su no tan simpático amigo Guðjon. Quizá no sea una idea sensata, pero no es que Islandia ofrezca muchas opciones a una chica que se ha escapado de casa.
Lo que Laura nunca podría sospechar es que los dos islandeses esconden un secreto imposible de creer, incluso para alguien como ella, y que ese viaje la cambiará para siempre.

RESUMEN
Laura se ha escapado de casa. Está harta del ambiente de guerra que hay en su hogar debido al divorcio de sus padres, así que ha decidido marcharse; no está dispuesta a soportar un verano entero de gritos y peleas. Así que, tras mucho pensarlo y guiada por un impulso, toma un avión rumbo a Islandia.

Una vez allí, Laura se siente desorientada, agobiada, como si hubiera tomado la peor decisión de su vida. No le gusta lo poco que ha visto del país, no soporta el olor del agua y Reikiavik le parece apenas un pueblo. Para colmo, ella tiene una desventaja: ve la vida en blanco y negro a causa de la acromatopsia, enfermedad que padece.

Afortunadamente, Laura conoce a Orri el primer día que pasa en Islandia y él, un chico alegre, divertido y lanzado, la invita a realizar un road trip por el país con él y con su amigo Guðjon, el cual es huraño y silencioso. Sin saber qué otra cosa podría hacer para amortizar el viaje y deseando evitar pensar en lo que ha dejado atrás, Laura acepta.

Así, al tiempo que realiza un viaje por la isla del hielo y del fuego, Laura realizará también un viaje de introspección, para conocerse a sí misma y para conocer a Orri y a Guðjon. Un viaje que le cambiará la vida.

MI OPINIÓN
Tenía ganas de probar esta novela. No tenía muy claro lo que me iba a encontrar, ya que el primer libro de la autora, Los días que nos separan, no me gustó; pero Heima es hogar en islandés me llamó la atención por eso de transcurrir en un país tan poco conocido como es Islandia. Y por su portada también.

Personajes. No he soportado a Laura, la protagonista. Es una chica histérica, victimista, infantil e incoherente, y os explico a continuación por qué. Para empezar, debo mencionar que en esta historia hay muchísimos secretos, tanto por parte de Laura como de sus nuevos amigos, aunque éstos sin duda esconden más cosas que ella. El caso es que, nada más conocer a Orri, Laura empieza a contarle ciertos detalles de su vida personal que, en mi opinión, no es muy creíble que alguien cuente a un desconocido. Más adelante, poco a poco, los secretos se van revelando y Orri, sin querer, desvela uno de los secretos de Laura a Auður, una amiga de Orri y Guðjon.
Y Laura se pone histérica perdida, pero, a lo largo de toda la novela, ella bien que intenta sonsacar a Orri todos los secretos sobre el callado Guðjon. Vamos, que mucha coherencia no le veo yo a la chica.

Ni madurez tampoco, porque eso de que la historia parta de una rabieta suya que la lleva a largarse de casa… Ni que tuviera quince años, aunque desde luego parece que los tenga dado su comportamiento, en lugar de los diecinueve que supuestamente tiene. No sólo me parece absurdo que ella haya huido de casa por el divorcio de sus padres, sino también el que éstos se comporten de un modo absolutamente inadecuado teniendo en cuenta que su hija es mayor de edad. Parece que compitieran por culparse el uno al otro de lo que hace Laura, y también por llevarse el cariño y la aprobación de ésta; vamos, que la quieren poner de su parte. En este sentido entiendo que Laura quisiera marcharse de casa, pero no como para largarse a Islandia. Además, esto no se nos explica hasta más adelante, de forma que sigue pareciendo que ella se haya escapado de casa por una rabieta infantil.

Por otro lado, otro par de detalles que hacen pensar que Laura es muy pueril y victimista son una frase que dice casi al principio de la novela, algo como que «no le gustaba la soledad cuando era impuesta», lo cual me llevó a preguntarme si es que alguien le había puesto una pistola en el pecho para que se largara a Islandia; y su actitud enfurruñada cuando discute con uno de sus amigos. SPOILER: Sabiendo que Guðjon está triste porque ha perdido a un amigo cercano, Laura hace un intento por animarle, pero la caga estrepitosamente, con perdón, al pretender darle lecciones sin saber ella siquiera lo que es haber perdido a alguien cercano. Guðjon, con razón, se enfada con ella, pero Laura no es capaz de ver su error y se queda enfurruñada, empeñada en que ella tiene razón y en que él es un cabezón y un desagradecido. Vamos, que de no ser por Orri, ella jamás hubiera dado su brazo a torcer. FIN SPOILER. En resumen, Laura no sabe callarse a tiempo ni disculparse cuando mete la pata hasta el fondo.

Por último, he de decir que me ha costado creerme que Laura padezca acromatopsia, es decir: que no puede distinguir los colores, de forma que sólo ve el blanco, el negro y el gris. Pero es que la enfermedad va más allá; por lo que he leído, las personas que sufren esta enfermedad también tienen una alta sensibilidad a la luz, por lo que, teniendo en cuenta que Laura viaja a Islandia en verano, época en la que el sol apenas se pone durante tres horas en ese país, hay algo que no me cuadra. No soy una experta ni mucho menos, pero me parece a mí que el tema de la acromatopsia sobraba en esta novela. No es más que un intento de hacer especial a la protagonista, cosa que, por cierto, ella no cesa de repetir a lo largo de toda la novela debido a que su madre se lo repetía constantemente. Llega un punto en que Laura se hace muy cansina con tanto sentirse especial. SPOILER: Por no hablar de que, en realidad, Laura sí que puede distinguir colores. Para lo cual hay una explicación en la novela, pero, no sé, no deja de parecerme todo muy cogido con pinzas… FIN SPOILER.

Por otro lado, Orri me ha parecido encantador. Es el amigo perfecto, el que siempre está ahí para sacarte una sonrisa, y se comprenden a la perfección sus actitudes, decisiones, reacciones y motivaciones. Vamos, que lo he adorado 😛 También Guðjon me ha gustado, aunque no demasiado, pero también he llegado a comprender el porqué de su actitud reservada y arisca y me ha parecido un personaje muy bien construido. Auður, amiga de los dos chicos, al principio me pareció un poco de relleno, pero luego vi que ella también tenía un papel que cumplir en la historia, que no estaba ahí simplemente porque sí.

En cuanto a las personas que Laura deja atrás en España, ya he comentado lo que pienso de sus padres. Luego tenemos a Larisa, la amiga de Laura, quien sí que me ha parecido de relleno, aunque, más bien, era un personaje-comodín: un personaje al que el protagonista acude, o que acude por sí mismo al protagonista, para echarle una mano, sacarle las castañas del fuego o, simplemente, escucharle y aconsejarle. Así es Larisa con Laura: la amiga comprensiva que escucha y aconseja sin morderse la lengua. Más allá de eso… poco papel tiene en la historia, la verdad.

Quien sí tiene un peso importante pese a no aparecer, físicamente hablando, es Javier, el ex de Laura. Aquí es donde me quito el sombrero ante la autora, ya que, en pocas páginas, muestra lo que es una relación tóxica: aquella en la que tu pareja te va anulando lentamente, te quita las ilusiones, te aleja de tus amigos y, para colmo, nunca tiene tiempo para ti, pues tiene otras muchas prioridades. A grandes rasgos, así se comportaba Javier con Laura cuando estuvieron saliendo, y si a eso le añades que él vive justo encima de ella, de forma que podía controlar con quién estaba Laura a cada momento… apaga y vámonos. Este sí que me parece un motivo de peso por el que alguien querría marcharse muy lejos de casa.

Escritura. Este es, en mi opinión, el gran fallo. Creo que la autora se ha pasado con el resumen narrativo. No es que no me gusten las descripciones y narraciones, pero también me gusta leer diálogos, los cuales no abundan precisamente en la novela. Por ejemplo, hay conversaciones telefónicas entre Laura y su madre que la autora resume en uno o dos párrafos (muy largos, por otra parte), en lugar de dejarnos leer las palabras que ambas se dedican la una a la otra. A ver, cuando los personajes hablan y no se transmite una información especialmente relevante, me parece normal y lógico usar el resumen narrativo. El problema es que Laia lo utiliza demasiado a menudo, abusando de él en lugar de darle un uso coherente. Y esto no me ha gustado.

Otro tema que quería indicar es que hay un par de fallos que me han saltado muy a los ojos. El primero es que la autora ha confundido los verbos «surtir» y «surgir«, usando el segundo cuando debería ir el primero, es decir: «surgió efecto» en lugar de «surtió efecto«. Y el segundo fallo es un poquito tonto, porque la protagonista le dice por teléfono a su amiga: «Lo he besado«. Y a renglón seguido, Laura dice: «Esas dos palabras…» Ajá. Dos. Claro que sí.

Edición. La portada me parece bonita y llamativa, pero sobre el interior tengo un par de quejas. Para empezar, lamento mucho que las imágenes que aparecen a lo largo del libro estén en blanco y negro, pues la mayoría de las veces apenas se distingue nada en ellas. Comprendo que esto lo han hecho por Laura, la protagonista de la novela, que, como he dicho, padece acromatopsia; pero es un poco fastidioso para el lector, especialmente teniendo en cuenta que se trata de Islandia, un país, por decirlo así, poco famoso. Lo que quiero decir es que muchos no hemos visitado ese país, así que las fotos hubieran sido una buena forma de poderlo ver sin salir de casa. Pero, al estar en blanco y negro… Una pena.

Por otro lado, quería decir que me parece un poquito absurdo, aunque esto es algo ya muy subjetivo, que los capítulos lleven por títulos los nombres de lugares de Islandia. No porque sean impronunciables (que lo son), sino porque apenas se les destaca en el capítulo en sí. La autora igual dedica un único párrafo, dos como mucho, a explicar qué es ese lugar y qué tiene de especial, pues lo principal en la historia son los personajes y sus sentimientos y relaciones. Vamos, que el sitio en sí… mucha relevancia no tiene en lo que respecta a la trama. Vale que es un road trip por Islandia, pero ya está. Aparte de eso, no le veo mucho sentido a que los capítulos tengan esos títulos. Pero, vamos, como he dicho, esto es algo muy subjetivo.

Historia. Me ha gustado la mezcla de fantasía y realidad que ha creado la autora al escribir esta novela. Por un lado, tenemos la parte realista: la vida de Laura, su pasado, sus motivos para haberse marchado de España sin siquiera avisar. También las de Orri y Guðjon: el viaje que están realizado por Islandia, sus respectivas personalidades, sus razones para actuar del modo en que lo hacen y el empeño de Orri por hacer de guía turístico con Laura (muy adorable, por cierto).

Pero, por otro lado, tenemos el tema fantástico. La autora ha jugado con la mitología islandesa, de forma que, al terminar de leer el libro, no sólo sabes dar las gracias en islandés (takk), sino que también conoces dos palabras fundamentales en la mitología de esa isla: lífsandi y fylgja. Yo admito que no sé cómo se pronuncian, pues no creo que fuera capaz de hablar islandés jamás, pero son dos de las palabras más importantes para toda la historia, para la trama, para el desenlace y para los personajes.

SPOILERS GORDOS: Admito que al principio me chocó muchísimo eso de que Orri y Guðjon atraparan fenómenos naturales en sus botes, o, mejor dicho, la energía de los fenómenos naturales: el viento, las estrellas, el sol de medianoche… No sé, hasta ese momento todo estaba siendo tan realista, que me costó asimilarlo y creérmelo. Ni siquiera terminaba de creerme lo de que Laura pudiese ver las auras de las personas y, con ello, diferenciar los colores, así que imaginaos…

No obstante, me gustó el tema de los lífsandi, nombre que se da a la energía de los fenómenos naturales, y todavía me gustó más cuando finalmente se descubre que Orri es un fylgja. Ahí fue cuando, pese a todo lo que me chocaba de la trama y los personajes, la novela me atrapó por completo. FIN SPOILERS.
En resumen: me ha encantado cómo la autora ha introducido la fantasía en una novela que parecía ser puramente realista. Creo que ha conseguido hacerlo de una manera creíble y, hasta cierto punto, lógica.

Si hay algo negativo en esta historia es el tema de los secretos. Desde luego, el secreto de Laura no es nada comparado con todos los que guardan Orri y Guðjon. Llega un momento en que dices: bueno, ya se habrán desvelado todos los secretos, a ver qué pasa ahora… Y entonces, ¡bum!, otro secreto. Otro bombazo, mayor que el anterior. Vamos, que si se hubiese llamado El libro de los secretos en vez de Heima es hogar en islandés, pues hubiera cuadrado también 😛

Por otro lado, he de decir que, pese a que me ha gustado la relación especial que se establece entre Laura y Guðjon desde el principio, o Heima y John, mejor dicho, yo hubiera preferido que no pasasen de una bonita amistad. No sé, lo del romance no me llegó a cuadrar, me pareció forzado y cogido con pinzas. Me hubiera gustado más si hubiesen sido sólo buenos amigos.
Por último, el final es muy agridulce. No sé si me ha gustado o no. Es decir, hay un detalle que no me ha gustado, pero, por otro lado, me ha parecido bonito y tierno pese a ser triste. Lo que es seguro es que no te deja indiferente.

¿Lo mejor? Orri y el tema de la fantasía.
¿Lo peor? Laura y los resúmenes narrativos.

¿Lo recomiendo? Sí y no. Creo que las cosas buenas y las cosas malas que tiene este libro pesan por igual, es decir: tiene igual número de cosas buenas y malas. Así que no sabría decir si aconsejaría leerlo o no. Quizás sí, para que cada cual pueda sacar sus propias conclusiones, que es lo suyo. Pero, como siempre, la elección final es vuestra.


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